Una tormenta eléctrica es un
fenómeno meteorológico caracterizado por la presencia de rayos y sus efectos
sonoros en la atmósfera terrestre denominados truenos. El tipo de nubes
meteorológicas que caracterizan a las tormentas eléctricas son las denominadas
cumulonimbus (Son las nubes grises que vemos cuando se acerca una tormenta o
lluvia, las cumulonimbus son nubes grises y son hasta el doble de grandes que
una nube normal).
Gracias a las tecnologías
actuales los aviones pueden ser impactados por truenos sin sufrir ningún tipo
de daño colateral o afectar ninguno de sus sistemas de pilotaje o radio, Es
más, diariamente cientos de aviones son alcanzados por rayos alrededor del
mundo, pese a lo cual siguen volando sin ninguna dificultad ni sobretiempo.
El cuerpo del avión generalmente
está construido de aluminio, metal que conduce de excelente forma la
electricidad. Así, por lo general, los rayos entrarán por alguno de los
extremos de la aeronave y se mantendrá en el exterior de la estructura. Si el
avión no presenta “topes” para que circule la electricidad, entonces la carga
no provocará mayores sobresaltos.
Pero el avión no es un armatoste
metálico. En su interior existen miles de sistemas y cables que permiten
operarlo de forma exitosa. El cuidado de estos elementos es igual de importante
que la estructura exterior.
Al igual que los computadores que
uno puede tener en la casa, una sobrecarga eléctrica también puede dañar esta
importante parte del avión. Para evitar esto cada uno de los sistemas vitales y
críticos deben estar blindados y poseer supresores de alzas eléctricas.
Pero no sólo los sistemas
eléctricos deben estar protegidos. En 1963 un avión de PanAm fue alcanzado por
un rayo, el que generó una chispa que incendió sus tanques de combustible. A
partir de ese accidente, las normativas se hicieron más estrictas, y hoy los
estanques de los aviones son capaces de resistir chispas. Además, el fuselaje
del avión debe asegurar que sus partes no generarán estas peligrosas chispas.